La industria
papelera, impulsada por la rentabilidad, expandió su producción en los últimos
años, logrando superar el estancamiento de la convertibilidad. Desde 2002 la
rama avanzó en un proceso de sustitución de importaciones, lo que le permitió
aumentar el empleo y los salarios. Las exportaciones también se incrementaron.
La balanza comercial fue deficitaria pero sus resultados en promedio fueron
menores a los que se acumularon en los noventa. Uno de los desafíos centrales
del sector es controlar el ritmo de crecimiento de las importaciones.
El complejo
papelero procesa las fibras de la madera (celulosa) y, con ese insumo, fabrica
una multiplicidad de productos: papeles de escritura e impresión, papeles
corrugados para cajas, cartulinas. En la convertibilidad la producción del
sector no aumentó porque la demanda interna era cubierta con importaciones. La
venta de los productos importados dejaba márgenes de utilidad más elevados que
los de producir en el país. Con la ruptura de ese esquema de valorización financiera
la ecuación cambió. La rentabilidad de la rama alcanzó para duplicar a la del
conjunto de la industria. En unos pocos años los fabricantes nacionales
aumentaron más de seis veces sus ganancias declaradas, al sumar hasta 1400
millones de pesos anuales. El constante incremento de las ventas en el mercado
interno fue lo que les garantizó sostener esos beneficios.
Por este motivo,
las papeleras se han reactivado, “avanzando en una progresiva sustitución de
importaciones, aunque falta recorrer un largo trecho en esa dirección en la que
es necesario realizar grandes inversiones”, explicó a Cash Osvaldo Vassallo,
titular de la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel.
En 2002-2011 la
producción nacional aumentó 75 por ciento. Se crearon 10.000 empleos formales y
los trabajadores acumularon aumentos salariales del 491 por ciento. El sector
mantiene ocupados a 35.000 asalariados registrados que se reparten en unas
pocas empresas. Hay sólo ocho compañías, como Papelera Tucumán, Ledesma, Alto
Paraná, que cuentan con la maquinaria para procesar el insumo básico
(celulosa). El resto de las plantas, que tienen menor tamaño, trabaja sobre los
distintos tipos de papel. Por las características particulares de la rama
–necesita materias primas del sector forestal–, las provincias de Misiones,
Tucumán, Jujuy y Santa Fe tienen los principales centros productivos. En total
el conjunto de esas fábricas nacionales abastece alrededor del 70 por ciento
del consumo doméstico.
Los aumentos de
la producción no sólo cubrieron el incremento de la demanda en el mercado
interno. Se alcanzaron importantes niveles en relación con las exportaciones.
En los últimos nueve años, las ventas al mercado internacional lograron más que
duplicarse, creciendo hasta los 670 millones de dólares. Muchos rubros se
beneficiaron en un primero momento con la salida de la convertibilidad. Con los
costos en pesos e ingresos en dólares recibieron un impulso inicial para
aumentar la exportación de sus productos. Pero fue el incremento de la demanda
regional lo que les permitió sostener el ritmo de crecimiento de esas
exportaciones. Cerca del 60 por ciento de los productos se destinan a Brasil,
Chile y Uruguay.
La industria
papelera ha sido históricamente deficitaria en su intercambio comercial. Durante
la convertibilidad el aumento de la importación y el estancamiento de la
producción fueron el principal motivo de los desequilibrios. La crisis de aquel
esquema de desindustrialización ocasionó una fuerte caída en el consumo, lo que
frenó las importaciones. Por eso en 2002 el resultado comercial estuvo cerca de
equilibrarse. Luego, la rápida recuperación de la economía estimuló las compras
al sector externo, las que se han incrementado en un 85 por ciento desde 2005.
En el promedio de los últimos diez años, la balanza comercial del sector
alcanzó un déficit de 300 millones de dólares, lo que fue inferior al déficit
registrado en los noventa (530 millones de dólares). Esa diferencia se explicó
por el proceso local de sustitución de importaciones y el fuerte aumento de las
exportaciones. En el Ministerio de Industria afirmaron a Cash que “el sector
tiene todas las condiciones para autoabastecerse”. Explican que “el principal
objetivo es ampliar la capacidad instalada de pasta celulósica (insumo básico)
para alcanzar una sustitución de importación en los segmentos de alto valor
agregado, como el papel de embalaje (corrugado)”.